La Autosanación
Las abuelas y los abuelos de las grandes tradiciones
ancestrales decían que cuando el ser físico enfermaba era porque la persona se
había separado de su espíritu, de su esencia. Y realizaban cantos, rituales y
trabajos específicos para que la mujer o el hombre se conectaran de nuevo con
su espíritu, pero era siempre esa mujer o ese hombre quien tenía la decisión
final y voluntad para conectar o no.
Y es que para estas tradiciones no existía la posibilidad de
“ser curad@ desde afuera”, la sanación siempre derivaba de la auto-sanación, y
volver a la salud siempre era una decisión personal e intransferible. Todo
puede intentarse externamente, pero es la persona enferma quien decide si desea
sanar o no, si finalmente sana o no.
Cuando enfermamos, en realidad estamos transfiriendo nuestro
poder personal a esa enfermedad, logrando co-crear (desde el inconsciente)
distintas situaciones alrededor que pueden beneficiarnos, por ejemplo: obtener
mayor atención, acercar a personas queridas que se encontraban alejadas, restaurar
vínculos rotos, ser indultados, resarcir culpas, tener tiempo forzoso para
descansar (tiempo que en sanidad no nos permitimos).
El gran problema es justo ese, que co-creamos todo esto a
costa de nuestra salud y perdiendo nuestro poder personal, y por ende,
perdiendo nuestra conexión con la esencia espiritual que nos sostiene aquí en
esta experiencia humana.
Toda enfermedad comienza en el cuerpo energético, sostenida de una emoción y un pensamiento que dan paso a un sentimiento y posteriormente a una creencia sostenida de sufrimiento y contrariedad o incoherencia; y así, del cuerpo energético se somatiza, comenzando los síntomas en el cuerpo físico.
Es decir, todo comienza en una creación interna no coherente.
Y así, sanar, en realidad es un asunto personal, algo que
comienza desde adentro y se extiende hacia afuera, tal como sucede con el
asunto de “enfermar”. Quién más que nosotros para detectar eso que nos puso
enfermos.
Si utilizamos todas las herramientas externas y miramos
internamente, si aprendemos a escucharnos, si abrazamos nuestra humanidad con
compasión, si ubicamos emocionalmente qué es eso que nos causa incoherencia
–que no podemos conciliar, entonces estaremos dando los primeros pasos hacia la
única sanación que en verdad existe: la autosanación.